Desde el punto de vista de un neófito del campismo, entrar en un recinto de este tipo, es descubrir un tumulto de colores, sensaciones, gentío, humos y olores variopintos, niños correteando, pamelas sentadas en sillas con estampados floreados, sombreros de paja que buscan la sombra del porche del avance de la caravana, y algunos floridos bañadores que se sumergen en la piscina.

Más de uno, puede pensar “están locos estos romanos”,y desde luego el shock para un urbanita está garantizado.

Como todo lo bueno, según dicen, viene del extranjero. La palabra camping, proviene del anglicismo “to camp”, acampar, y según dicen la primera manifestación campista parece ser que  se realizó en 1901 por la “asociation of cycle” en Inglaterra, de carácter deportivo ; años después  se fue propagando por otros países , y el matiz deportivo, deriva en asociaciones de tipo educacional   tipo “ boy scout”, etc. hasta convertirse en los años 70-80 en una forma de turismo vacacional.

Aunque de esto ya ha llovido un rato,  las motivaciones que le llevan a la gente a hacer camping , puede estar uno seguro , que podrían ser un argumento más que interesante para que  un sociólogo desarrolle una tesis doctoral.

A un nivel más profano, es posible considerar que el contacto con la naturaleza, la sensación  de libertad, pueden ser unas excusas muy románticas, para echarse a la carretera, engancharse la roulot, o  tienda de campaña y contar los kilómetros para llegar al camping preferido.

 

Para los pragmáticos, que “llevan a cuestas” entre 2 y 4 diablill@s de pantalones cortos, rodillas amoratadas, arcos y flechas de plástico en sus mochilas, y las nancys con el pelo recortado a jirones, puede convertirse un camping, en el jardín del edén, donde sueltan a sus fierecillas, para que descarguen adrenalina a raudales, en un entorno más o menos controlado, mientras pueden tomarse el cafelito de después de comer , sin tener que pinchar el disco ya un tanto rayado de “niño termínate la sopa que llegaremos tarde al colegio”.

 

Los tradicionalistas buscarán en el camping evocar su tierna infancia en blanco y negro, rodeados de pantalones de campana, rulos mañaneros, y tardes de juegos reunidos, secándose con la toalla de franela con el naranjito como motivo exótico, después del chapuzón.

 

L@s macgyver, que buscan en el camping, desarrollar su instinto de supervivencia, lejos de las comodidades de la city, y  que a pesar de que en su fuero interior saben que el bricolaje y las manualiades no son  lo suyo, necesitan reivindicar de que el gen de los antiguos, aún perdura en su ADN.

 

Los novatos, que las primeras noches serán las de : “Mariano, no te tires esos pedos tan altos, que nos oyen los vecinos, y me vas a dejar en ridículo”, o cuánto ruido se oye, no se si voy a poder dormir, ¿la gente no se va a la cama nunca?, pero tranquilos, éstos se acostumbran rápido.

 

Lo que está claro, es que esta manera de ocio, es peculiar, única y aunque no es apta para amantes de las pulseras de colores, desde hace ya bastantes años en toda la península , se dispone de una oferta campista más que variada, capaz de satisfacer cualquiera de las necesidades de nuestra fauna.

 

Ahora ya, sólo queda coger el mapa,  con la ayuda de www.irdecampings.com (una web muy interesante donde poder ver características y servicios de cada camping), y elegir el destino, porque convendremos que planificar la salida y estudiar el terreno es importante, no vaya a ser que entremos en el primer camping al tun tun, ataviados con el kit completo de shorts marrones, camiseta hawaiana, sombrero del tío pepe, embozados con el flotador, gafas de buceo, en una mano la silla de playa y la mesita en la otra , apretando el sobaco un libro de “Biografía de José María Escriva de Balaguer”y que se nos haya pasado por alto un cartel pequeñito que había en la entrada que ponía “camping naturista” 😉

 

¡¡Buena estancia!!